1 de agosto de 2009

El analfabeto político


"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.

El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales"
Bertolt Brecht
Dramaturgo y poeta alemán(1898-1956)
Por el bien de todos, primero los pobres.

31 de julio de 2009

Exhiben contratos por más de 405 millones de pesos entre Televisa y Peña Nieto

Exhibe Villamil contratos entre Televisa y Peña Nieto
Por: DANIEL LIZáRRAGA

TOLUCA, Edomex., 30 de julio (apro).- Al presentar su libro Si yo fuera presidente. El reality show de Peña Nieto, el periodista de Proceso, Jenaro Villamil, exhibió una serie de contratos que comprueban los pagos hechos con recursos públicos –unos 405 millones 88 mil pesos-- por el gobernador mexiquense, el priista Enrique Peña Nieto, a la empresa Televisa."Esto es para que no digan que uno inventa o miente", enfatizó el escritor al momento en que puso a disposición de los reporteros fotocopias de esos contratos, entre ellos los que ampararon tres programas de Zona Abierta que conducía Héctor Aguilar Camín, así como seis entrevistas en diversos espacios informativos y un paquete de noticias.

El autor, que ha causado polémica al transformarse en blanco de críticas por parte de Televisa, esta vez puso especial énfasis en el contrato más cuantioso: 305 millones 688 mil pesos por la difusión de 108 "notas informativas".

Villamil presentó su libro en Toluca, la capital de la entidad gobernada por el priista Enrique Peña Nieto quien, según las encuestas, ocupa el primer lugar en las preferencias ciudadanas para convertirse en el próximo presidente de la República.


La cita fue en el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), en un espacio reservado por la representación del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Durante su intervención, Villamil explicó que en dos ocasiones consecutivas tuvo que cancelar otras presentaciones ante la inesperada negativa de dos centros culturales para abrirle las puertas, aun cuando ya se habían comprometido a facilitar sus instalaciones.

Sin embargo, el ambiente no fue del todo a favor del periodista. Esta mañana, también de forma inesperada, el gobierno mexiquense convocó a conferencia de prensa sobre la contingencia sanitaria por el virus de la influenza, justamente a la misma hora en que se había citado a la presentación de Si yo fuera presidente. También por la mañana los diarios locales difundieron en su primera plana la postura asumida por Peña Nieto en torno a lo que él considera ataques en su contra, sobre todo ante la aparición de su nombre en las listas de beneficiados del Procampo.

En una gira de trabajo por Ixtapan, el gobernador aseguró que su actuación es totalmente transparente y apegada a derecho. Además lamentó que, una vez pasado el reciente proceso electoral, se haya convertido en el "blanco favorito" de algunos medios de comunicación y lo usen como "patito de feria".

Ante esas consideraciones de Peña Nieto, Villamil dijo no tener nada en su contra y, por el contrario, resaltó la importancia que tendrá el vigilar el ejercicio del servicio público, así como los intereses de los grandes medios de comunicación, especialmente de Televisa.

Los asistentes abarrotaron el sitio dispuesto para la presentación del libro. Las 130 sillas fueron ocupadas por completo, con personas de pie y otras que se observaron desde la entrada. Situación similar se vivió en el piso de arriba, en el que se colocó una pantalla televisión para seguir los comentarios.

Villamil estuvo acompañado por el consejero ciudadano del IEMM, Bernardo Barranco, así como por los perredistas mexiquenses Rubén Islas y Horacio Duarte. Para el autor lo importante de este tipo de investigaciones periodísticas es abrir el debate a favor de la rendición de cuentas, toda vez que el nuevo modelo de hacer política impulsado por Peña Nieto puede interpretarse como un "fraude electoral".

Desde su perspectiva, los medios electrónicos –en este caso Televisa-- otorgan a un personaje político un trato de candidato ganador de las elecciones presidenciales.

El consejero Bernardo Barranco dijo que el libro de Villamil tocó fibras sensibles de la televisora más importante del país y calificó de "audacia" la presentación de la obra en Toluca. Televisa –acotó-- ha hecho una apuesta para conducir a un personaje de la política hacia el poder. Se trata de nuevas formas en la construcción del poder. Este tipo de candidaturas, abundó, se construyen con base en el marketing y no se apoyan en un verdadero proyecto político.


Por el bien de todos, primero los pobres.

29 de julio de 2009

27 de julio de 2009

¿Qué le han hecho a mi país?

CANTA AUTOR: RAÚL MARTELL



Por el bien de todos, primero los pobres.

Honduras: ensayo de futuros golpes

Autor: PRENSA LATINA

El terrorismo mediático y la actuación tardía de la Organización de Estados Americanos enmarcan el golpe de Estado militar en Honduras, ocurrido el pasado 28 de junio. También se evidencia la actuación de organizaciones como la Fundación UnoAmérica, la NED y la USAID, vinculadas con la ultraderecha

Stella Calloni/Prensa Latina

Buenos Aires, Argentina. El golpe militar en Honduras del pasado 28 de junio contra el gobierno del presidente Manuel Zelaya, surgido del Partido Liberal y quien tomó caminos independientes, será, para siempre, uno de los mayores ensayos del terrorismo mediático, entre otros modelos. Pero también lleva muchos mensajes detrás.

La Organización de Estados Americanos (OEA) actuó tardíamente. El 28 de junio debía haber estado en Honduras, como lo reclamó el presidente Zelaya.

Si bien tomó una posición ante la destacada presencia de América Latina, que incluso llevó al secretario general José Miguel Insulza a entregar en manos propias el ultimátum a los golpistas, algunos sectores plantean dudas sobre la lentitud de esos movimientos.

Analizando el golpe en sí, que no se diferencia de todo lo actuado a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI por Estados Unidos en América Latina, éste lleva otras cargas agregadas.

Abiertamente la televisora CNN hizo todo lo posible por legalizarlo. Burdo y evidente ha sido el intento.

Durante el primer día del golpe, que comenzó con el secuestro extremadamente violento del presidente y el traslado ilegal a Costa Rica, bajo monitoreo de las bases militares estadunidenses en Honduras, CNN intentó, durante todo el día, a través de una serie de entrevistas, que se inculpara al presidente Zelaya.

La pregunta en términos generales era: “¿Usted no cree que el presidente Zelaya es responsable por haber intentado esta consulta que muchos rechazaban?” Las respuestas mayoritariamente fueron contra el golpe, ante lo cual, la primera acción resultó derrotada. Pero no así la continuidad de la propaganda por otros medios.

La supuesta “objetividad” con que se reciben y leen mensajes, la mayoría de los cuales siempre favorecen las posiciones del discurso hegemónico de la empresa, es falsa. Por una parte se descartan mensajes contrarios y no se informa sobre la realidad de que la mayoría del pueblo hondureño no tiene acceso a internet y que otros miles están huyendo o en la clandestinidad ante la represión golpista.

Contradicciones

Zelaya había propuesto una consulta al pueblo el 28 de junio para saber si se apoyaba instalar otra urna en las elecciones de noviembre próximo para aprobar o no la instalación de una asamblea constituyente.

Si los golpistas pensaban, como argumentó CNN el 4 de julio pasado, que Zelaya tenía sólo el 30 por ciento de los votos, ¿por qué no dejaron que se votara ese 28 de junio si iba a perder?
¿Era necesario el golpe brutal para impedir la consulta cuando las urnas, según CNN, desfavorecían al mandatario y cuando incluso quedaba un nuevo escenario donde discutir democráticamente estas cuestiones, como son las elecciones de noviembre próximo?
Si el mandatario sólo tenía un respaldo mínimo, ¿por qué no esperar unas horas a su presunta derrota en la consulta y no presentarse en la madrugada en su casa, secuestrarlo e imponer un golpe que siempre conlleva terrorismo de Estado?

En este intento de razonamientos simples debemos citar otro ocultamiento.

La historia regional no aparece como contexto ni la ocupación colonial de esa región por Estados Unidos a lo largo del siglo XX, de lo que surge el nombre terrible de “repúblicas bananeras” para las naciones centroamericanas, cuyos pueblos han dado muestra de una larga resistencia.

La suma de víctimas en esas resistencias contra las dictaduras impuestas por Washington a lo largo de la mayor parte del siglo XX alcanza casi 400 mil muertes, si consideramos que solamente en Guatemala se registraron 90 mil desapariciones forzadas y más de 100 mil muertos.

Sumado a esto, los muertos y desaparecidos bajo las dictaduras de la familia Somoza en Nicaragua y los militares en El Salvador, y luego en la guerra encubierta de Estados Unidos contra el pueblo nicaragüense no hay ninguna exageración en esa cifra.

Si el golpe en Honduras no se evalúa en los términos de esa realidad, es imposible entender el peligro que la actual asonada significa para América Latina y el por qué la única respuesta a esto es la restitución del mandatario.

Presidentes elegidos por la voluntad popular fueron derribados por invasiones e intervenciones a lo largo de la historia, tanto en la década de 1950 como en las de 1960, 1970, 1980.

A fines de la década de 1990 y, especialmente en el siglo XXI, el surgimiento de nuevos gobernantes, que se escapan del encuadramiento de la vieja Guerra Fría, provocó otros intentos golpistas fracasados, como el de Venezuela en abril de 2002 contra el presidente Hugo Chávez o los intentos aparentemente “cívicos” con fuerzas paramilitares detrás, como lo actuado contra el presidente Evo Morales en Bolivia, en septiembre de 2008.

Los golpes duros o “suaves” se multiplican en la tarea demoledora de desestabilizar gobiernos y cuentan con el apoyo de la National Endowment for Democracy (NED) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), es decir la Central Intelligence Agency estadunidense, responsable también de la guerra contra Nicaragua y la invasión a Panamá en 1989, entre otras actuaciones “memorables” en la región.

En 1983, el investigador y periodista argentino Gregorio Selser publicó en México el libro Honduras, república alquilada, en el cual denunciaba la complicidad de las dirigencias políticas hondureñas con la larga ocupación de las trasnacionales fruteras y otras, y la intervención militar de Estados Unidos.

Al margen de su respeto por el pueblo hondureño, sometido a la infamia de dictaduras y poderes congresionales que lo traicionaban siempre, Selser demostró con documentos que Honduras fue un país utilizado por Washington como plataforma de agresión regional desde los tiempos en que las compañías fruteras imponían a los gobernantes en turno.

Por esta razón es imposible hablar de lo que está sucediendo en ese país, sin mencionar la presencia de bases militares de Estados Unidos y que el ocultamiento de ese factor es parte del golpe.

No es un “olvido” común que no se registre en los antecedentes todo lo que sucedió en esa región, donde la multimillonaria ayuda militar de Estados Unidos sostuvo a los criminales dictadores centroamericanos.

Está documentado que desde esas bases en territorio hondureño partió en 1954 la invasión contra el presidente legítimo de Guatemala Jacobo Arbenz y lo actuado contra El Salvador y Nicaragua.

En esos años también ya había sido instalado uno de los más poderosos sistemas de radar en las bases militares de Honduras. Una de las más antiguas es Palmerola, donde Estados Unidos tiene ubicada la estratégica pista de aterrizaje de más de 2 mil 600 metros de largo, para ingresar equipos de ataques e instalar la tropa que necesite.

No es el único sitio militar en Honduras para ubicar tropas en acciones de “despliegue rápido” contra cualquier país de la región.

Con la alta tecnología de estos últimos años, Estados Unidos puede vigilar un extenso territorio, incluyendo el Caribe, desde sus bases en Honduras.

En la fatídica década de 1980, en una sesión secreta, 44 diputados del Partido Liberal y 34 del Partido Nacional, a espaldas del pueblo, acordaron la implantación del Centro Regional de Entrenamiento para “instruir” a soldados salvadoreños –que asesinaban y desaparecían aldeas enteras en su país– y de otras nacionalidades con regímenes dictatoriales.

En los últimos años, muy cerca de la frontera con Nicaragua, tropas estadunidenses entrenaron mercenarios para ir a Irak.

El pueblo hondureño quedó aprisionado en las telarañas de los armados contrainsurgentes de la Guerra Fría, con instalaciones militares estadunidenses que sirvieron y sirven como rampas para atacar a otras naciones.

La actual Corte Suprema de Justicia de Honduras fue una implantación de John Dimitri Negroponte, quien nunca dejó de mantener a sus subordinados militares, empresariales y políticos, desde que fue embajador de Estados Unidos en la década de 1980, y actuó como un gobierno en las sombras.

Esto también surge de su paso como subsecretario de Estado del gobierno de George W Bush por Honduras, hace un año atrás, donde después de sus reuniones con el actual presidente de facto, Roberto Micheletti, y con la Corte Suprema se incrementaron los preparativos golpistas a través de la embajada estadunidense en Tegucigalpa, que estuvo todo el tiempo actuando con la oposición golpista.

Y hay que destacar ahora la participación de la inteligencia israelí como un socio duro, que acompaña acciones similares en otros países de la región.

Para las organizaciones sociales hondureñas y para la mayoría de países del mundo, la única respuesta posible es la restitución presidencial, que ha engendrado contradicciones internas en Estados Unidos.

Pero hay otro punto esencial: en este golpe en Honduras, apoyado por la alta jerarquía de la iglesia católica, en el cual se mata, persigue y reprime a miles de personas, entre ellas a periodistas, clausurando radios, y produciendo inocultables acciones de terrorismo de Estado, se están probando nuevos métodos.

De hecho, la brutalidad con que actuaron estaba destinada a desafiar a toda América Latina. El desprecio de los golpistas por las instituciones internacionales como la OEA o la Organización de las Naciones Unidas indica que asumen el desconocimiento que en tiempos del expresidente Bush se tenía de las mismas.

Uno de los efectos más duros del paso de Bush fue la desacreditación y debilitamiento de las instituciones internacionales cuando invadió Irak, con la imposición al mundo de violaciones a los derechos humanos, cuyos símbolos temibles fueron y son Guantánamo y las cárceles secretas en todo el mundo.

Hay algo más en este golpe de Estado. No es sólo la repetición de viejos moldes golpistas, tan antiguos que parecen increíbles en pleno siglo XXI, con la activa participación del poder oligárquico, sino que hay ingredientes fuertemente provocativos, como si hubiera sido pensado para poner al presidente de Estados Unidos frente a un hecho consumado.

Esto hace difícil volverse atrás, sin activar lo que ya se está planteando al interior de ese país: algunas demandas de los halcones, recordando su actuación en contra del expresidente James Carter en tiempos en que éste tuvo roces con las dictaduras de la región y aludiendo a “debilidades” del nuevo gobernante. Es un conocido juego mafioso.

En este caso se da la aparición de algunas figuras, voceros de esos halcones. Uno de ellos es el propio exsubsecretario Roger Noriega, quien participa activamente en la Fundación UnoAmérica, el nuevo Frankestein de la NED y la USAID.

Esta fundación, creada en Colombia a fines de 2008, pero cuyos “militantes” ya estaban actuando en diversos países, ha reclutado a los militares de las viejas dictaduras, a las derechas más extremas y el neonazismo, y se compromete a actuar supranacionalmente, como antes los dictadores coordinadamente en la contrainsurgente Operación Cóndor.

Esto evidencia que hay mucho más detrás de este golpe. El esquema empresarial de los golpistas hondureños, que se dicen “dispuestos a resistir”, funciona porque hay mucho dinero detrás, como lo hubo para mantener el fracasado paro patronal golpista en Venezuela, y a los patrones del transporte en Chile.

Este golpe tiene mensajes hacia muchas direcciones, por eso mismo América Latina debe ser una muralla. Cualquier puerta entreabierta, cuando se desconocen y desafían todas las reglas internacionales, será vista como una “debilidad” por los halcones que nunca se fueron.

El golpe en Honduras, un país ocupado militarmente, es una prueba dura, pero también el mensaje de la renovada América Latina es fuerte, preciso, y el mundo dio su veredicto.

Para Europa, también es el mensaje como en los tiempos de la doctrina Monroe (1823). Les están diciendo que América es para los americanos (estadunidenses) a días de firmarse un tratado entre el viejo continente y esa subregión.

Por el bien de todos, primero los pobres.

26 de julio de 2009

Derrota de Calderón

Autor: Edgar González Ruiz
26 Julio 2009

Pocas personas votaron el pasado 5 de julio y de ellas sólo una minoría lo hizo por el Partido Acción Nacional (PAN) –partido que desde el poder impulsa proyectos contrarios al bienestar de las clases populares y al Estado laico.

Pese a la insistente publicidad del gobierno de Calderón, centrada en el autoelogio, y a supuestas encuestas según las cuales el presidente espurio goza de una aceptación sin precedentes en el país, la verdad es que no está con su gobierno la gran mayoría de los ciudadanos, formada por quienes se abstuvieron de votar, anularon su voto o votaron por otros partidos.

Así, el partido, que desde 1939 ha representado a la reacción nacional, la que fue afín a los cristeros, a los fascistas, a los gobiernos militares de Surámerica, ahora ha perdido incluso algunos de sus principales bastiones, como Guadalajara, Zapopan y Querétaro, entre otros.

La derrota electoral de la derecha mexicana viene a sumarse a hechos como el triunfo de Obama en Estados Unidos y el de la izquierda en El Salvador, que señalan el declive de la derecha religiosa en el continente.

Una derrota del PAN será siempre un triunfo del pueblo de México y del Estado laico; pero en la actualidad un triunfo de alguno de los otros partidos, donde abundan los políticos oportunistas, no es garantía suficiente de un avance social e ideológico.

Una gran parte de la población, como se reflejó en las votaciones, anhela volver a un pasado, que en muchos aspectos era mucho mejor que la realidad que se vive con Calderón y su partido. En los gobiernos priistas, hasta antes de De la Madrid y de Salinas, había cierto apoyo, no ciertamente el óptimo, pero sí real, a los sectores populares, mediante instituciones como el Seguro Social y con el apoyo a la educación pública.

No eran gobiernos abiertamente confesionales, plutocráticos y militaristas, como ha sido el de Calderón. Sin embargo, la clase política priista ha ido cambiando; con tal de conservar sus beneficios, se fue “empanizando”, al grado de apoyar, como se ha visto en los últimos meses, a la jerarquía católica, implantando en varias entidades leyes para encarcelar a las mujeres que abortan.

Si bien no hay partido peor que el PAN, actualmente no se puede esperar mucho del Partido Revolucionario Institucional (PRI), dados los hechos, en lo que concierne a la defensa del Estado laico y del bienestar popular, pero la posible salida del PAN del poder, en 2012, será una ganancia para todos, excepto para los pocos que se han beneficiado con él: empresarios voraces y abusivos, jerarcas católicos, grupos ultraderechistas y políticos de ese partido, al igual que políticos convenencieros, que han vendido su apoyo al PAN.

Entre ellos se cuentan los Chuchos, principales responsables del debilitamiento del Partido de la Revolución Democrática y enemigos de la corriente popular encabezada por Andrés Manuel López Obrador, expresión que pese a tener en contra prácticamente a todos los sectores del poder económico, incluyendo a las cadenas televisivas, logró un simbólico triunfo en la delegación Iztapalapa.

La derrota panista acarreó la renuncia del dirigente nacional de ese partido, Germán Martínez, luego del consabido berrinche de Calderón, pese a que la campaña del PAN se basó en elogiar a este último, exhortando a la población a apoyarlo en su ficticia lucha contra el narco (como si ése fuera el gran problema de la mayoría de la población). Quienes dentro del poder confiaron en la supuesta popularidad de Caderón, cayeron en su propia trampa, confiando en las mentiras de la propaganda oficialista.

En 2006, la derecha anhelaba que el pueblo se desmovilizara, que no saliera a las calles a protestar por el fraude, ni exigiera a las autoridades respeto a sus derechos políticos. Paradójicamente, a tres años de esa maniobra mediática, el resultado le ha sido adverso al PAN, frente a su enemigo histórico, el PRI, que en 2006 fue su aliado en el fraude y que ahora, con más fuerza social que la derecha confesional y manejando la ilusión de la vuelta a un pasado mejor, logra imponerse en las urnas con el apoyo de los pocos ciudadanos que votaron.

El fraude de 2006 fue una derrota del pueblo de México y de la pretendida democracia; la derrota del PAN en 2009 ha sido, a fin de cuentas, un triunfo de México, pero el triunfo del PRI beneficiará, directamente, ante todo a los políticos profesionales vinculados a ese partido, que cuidan primordialmente su acceso a la riqueza y al poder. La plutocracia y el clero han tratado de garantizar que los priistas cuidaran sus intereses, pero el PRI no es su partido, como lo es el PAN.

Ante esa situación, en 2012 se presentan escenarios que van desde la llegada del PRI al poder hasta un posible golpe militar al estilo de Honduras, donde la ultraderecha se mantuvo en el poder pese a no contar con reconocimiento internacional ni con otro apoyo que el del ejército, el episcopado y empresarios conservadores. Así podría mantenerse el PAN en el poder, incluso si perdiera dentro de tres años los comicios presidenciales.

Por el bien de todos, primero los pobres.